6/12/2007

Silvia

Apersonándome a tu estadía,
como quisiera tener la concesión del perdón que le confieres a los días.
Sé quien soy y la siniestra situación que me contrajo el corazón.
No te digo adiós y ni siquiera hasta luego...
Sólo pido perdón por los agravios y la falta de anhelo.
Éstas son palabras sentidas,
ínfimas prosas que tratan de expresar lo que se siente desde la lejanía.
No puedo ser ese y mucho menos aquel,
pero lo que si quisiera,
es ser este inconcluso,
al que le das un pistilo,
un sueño incumplido,
un encaje de tu vestido.
Pido perdón por mis acciones,
por mi falta de tiempo y mi exceso de espacio.
Te pido perdón por mi falta de seriedad,
por mi carencia de realidad.
Estoy aquí, ante ti con palabras,
con el discurso presto y el sentimiento completo.
Apelando a un corazón,
esperando la sentencia de esta nunca existente relación.
Ésta es mi declaración que te expongo sin ninguna vacilación.
No existe una verdad,
sólo la situación que tal vez pueda volverse a dar.

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