6/12/2007

Bacanal De Tontos

Tontos vividos insertados en la colmena.
Confederados de tiempo.
Conciliadores de cuerpo.
Ramificaciones y hasta oscilaciones.
Presentimientos infames.
Distanciado elenco de propietarios
distribuidos en el salón de la mentira,
consagrados entre la conversa dividida
de los que mueren por la lejanía.
Inconscientes que ratifican la verdad
adscrita en el papel moneda.
Palabrería voluble
sobre el congreso de los títulos
o el cónclave de lo místico.
Yo soy,
maravillosa clave.
Yo tengo,
fatídica frase.
Inmaculados en las joyas
del sudor ajeno,
lúgubres enfermos,
que en su decadencia
Agonizan por el poder y la gloria.
Ríos de vinos fluyen por sus fiestas
y en la orgía endémica
de hedónicos adoradores de la juerga, que no se conmueven por el hambre que está cerca…
Yo soy, le decía uno. Yo tengo, le respondió el otro.
Bacanal de tontos,
sucursal de fieles,
con incrustaciones de apego, con arreglos de de oro y conciencias vacías.
Carcajadas de un millón
y caderas que no se presupuestan,
por no atentar en contra de la moral y la supuesta cadencia.
Coloraciones de verbos progresivos
donde encontramos el nacimiento de un
fructuoso racimo.
Vociferemos todos la algarabía constante,
propuesta por los exquisitos congéneres de títulos nobiliarios
de vicios y arraigos.
Porque esta es la hora, el tiempo,
de exaltar a los que por encima quieren estar
aquellos que luchan por la jerarquía que les da su bienestar.
Bacanal de tontos, sucursal de fieles.
Los argumentos se perdieron
y los discursos jamás se creyeron.
Ahora son muchos los que quieren tener un trozo
de esto:
El prefabricado cielo,
el certificado infierno.

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