Gotas caen sobe la arena mojada
y un sin fin de sinsabores me suponen una vida enredada.
Contengo entre mis papeles, infames y hasta iracundos,
un alo de despertar que no quiere regresar.
Solitario como siempre, contengo los pormenores en mi mente,
de esta estadía tardía entre tu cuerpo y el mío,
estas ahí,
como un recuerdo vivo,
estas ahí, como una ilusión certera de un pasado recorrido,
inconcluso
y hasta difuso,
que por razones aún no aclaradas,
sigue latente en mi mente y creo que en el de mi amada.
Aun así,
soporto esta disfuncional vida,
que incompleta,
esta congraciada a la escritura distante de sentimientos apartes.
Se puede esperar mucho y hasta poco,
de esto a lo que me ha llevado el concierto de sucesos instaurados en mi extenso cuento diario,
se puede volver los pasos,
pero no ir hacia atrás,
se pueden consolar las lágrimas,
pero no la desolación que me transmite el despertar.
Te espero,
y lo sabes,
te llamo,
y lo entiendes,
te amo y me ignoras,
para no pensar,
para negarte el sentir,
para convencerte
que fue un final feliz.
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