En un día cualquiera viví, soñé
y me di a la tarea de empezar de nuevo.
En un día cualquiera, descubrí que mi felicidad era mi valía...
En un día de esos en los cuales las sombras resurgen de entre las tinieblas,
mi castillo de acero se transformó en un castillo de naipes
y todo se vino abajo...
En un día cualquiera,
mis pesadillas se transformaron en lo que más temía: en realidad,
mis desesperanzas cobraron vida
y la verdad fue peor que la mentira...
En un día cualquiera,
los besos, abrazos, caricias, pasiones y deseos,
fueron a parar en la carretera, al lado del camino,
que es el sitio que elegí para mi:
al lado del camino.
Un día cualquiera
como el de hoy,
fue que elegí para escribir,
lo que un día cualquiera me llego a doler.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario